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martes, 12 de septiembre de 2017

10 días en Creta en Julio

Hola, somos Montserrat y Jesús de Barcelona y queremos relataros nuestra experiencia de los 10 días pasados en Creta en julio del 2017.
No era la primera vez que confiábamos la organización del viaje con Trinakia Tours. En otra ocasión ya habíamos estado en Cerdeña con ellos y nos encantó. Como siempre Giovanni nos facilito una propuesta a nuestra medida de estos 10 días en Creta.


Para conocer completamente la isla nos propuso una distribución de los días con tres alojamientos en el este, el centro i el oeste de la isla. Fue esta una propuesta muy acertada una vez realizado nuestro tour. Lógicamente concertamos un alquiler de vehículo que es una cosa totalmente indispensable para moverse con autonomía y conocer los rincones de la geografía de la isla.
Para llegar directo a la isla desde Barcelona volamos con Vueling. Sus horarios no son de lo más razonable, salida a las 23.35 y llegada a Heraklion las 3.45 hora local. Como la oficina de nuestro Rent a Car, Enterprise, no abría hasta las 7.30h tuvimos que esperar hasta esa hora para que nos entregaran el coche. Observamos que otra compañía, Herzt, tenía abierto para recibir los clientes que llegaban con el vuelo de Barcelona. Una posible cosa a mejorar aunque ya nos lo notificaron.
Así que tuvimos que esperar en el aeropuerto y la primera cosa que nos sorprendió fue el precio de una botella de agua de 500ml, 0,50€. Después comprobamos que ese era el precio en casi todos los lugares incluidos zonas turísticas. Buenas noticias ya que la previsión era de fuerte calor en todos los próximos días.
Ya con nuestro coche iniciamos la ruta des de Heraklion con destinación a Terra Minoica en Kato Zakros. Nos sorprendió y confirmamos la información que ya habíamos recopilado, que las carreteras están mal señalizadas. Efectivamente la mayoría no disponen de lineas centrales y laterales en muchos tramos y para facilitar adelantamientos, los coches circulan por el arcén. Curioso el tema. Mas adelante observamos también que no es costumbre generalizada el llevar casco en las motocicletas. Prácticamente no se observa policía de tráfico y tampoco guardia urbana en las ciudades. Sin embargo no observamos ningún tipo de signo que pudiera prever problemas de seguridad en todo la isla. A nosotros nos pararon en un control rutinario en una carretera local. Policía muy amable. En definitiva podéis ir tranquilos en ciudades y por descontado en pueblos de toda la isla.
Aprovechamos el primer día en ruta para hacer la primera visita a la isla de Spinalonga. Cogimos el ferry en Plaka que es el pueblo más próximo a la isla. Tarda unos 15 minutos y nos costó 8€ y la entrada la recinto de la fortaleza veneciana 8€ más. Fue nuestro primer contacto con Creta y la mezcla de culturas de la isla. Un paseo bonito.

A la tarde nos dirigimos al pueblo de Krista. Un lugar turístico pero no por ello pintoresco y recomendable de visitar con tiendas de artesanía local. Allí tomamos nuestros primeros zumos naturales, muy refrescantes.
 Finalmente llegamos al primer alojamiento en Kato Zakros y nos sorprendió la belleza del lugar, el confort del alojamiento y la acogida de su propietaria Stella.
Nos informo de que podíamos ir a cenar al pueblo cercano de Kato Zakros y allí nos dirigimos. Nos recomendó el restaurante Nostos. Fue una cena encantadora al lado del mar comiendo pescado fresco y a un precio ajustado. Probamos el raki por primera vez, muy digestivo y obligado de tomar en Creta.
A la mañana siguiente, como es costumbre de Stella, nos dejó en la terraza de nuestro apartamento el desayuno en una cesta con productos locales. Puedes disfrutar del desayuno en la terraza de cada alojamiento con vistas al mar, la garganta de Kato Zakros y el poblado arqueológico minoico. Una delicia.
Por la mañana queríamos llegar a playa de Karoumes por una paseo de ronda que sale desde el mismo Kato Zakros pero el camino estaba cortado por desprendimientos. Reorganizamos la ruta y llegamos igualmente a la playa de Karoumes descendiendo por la garganta de Hohlakies. Algo más de una hora y llegada a una playa semidesierta. Estamos al este de la isla y esta es la Creta oculta. Baño refrescante y vuelta de retorno.
Para comer paramos en una taberna para degustar la ensalada griega. En estos lugares la hacen con productos de proximidad y se encuentra el sabor refrescante del tomate y pepino.
Complementamos el día visitando el monasterio de Toplou que era unos de los más recomendables de la isla. Por la ruta siempre te sorprendes con imágenes pintorescas de la isla.
Finalizamos el día cenando en el mismo lugar, en Nostos. Como siempre pescado fresco delicioso, doradas y lubinas. Al día siguiente visitamos los pueblos interiores abandonados de Etia y Voila. Una visión diferente de la isla con destacada influencia veneciana.
Continuando ruta visitamos un enclave arqueológico en Praisos.
Continuamente, por carretera se pueden visitar iglesias típicas ortodoxas. Todas muy bonitas y muy bien conservadas. La mayoría están abiertas para contemplar su interior.
La cena de despedida en Terra Monoica volvimos como no podía ser de otro modo a Nostos. Un grato recuerdo y confirmamos después que es la parte de la isla más autentica y con menos turismo. Un acierto haber elegido este alojamiento en Terra Minoica en todos los sentidos.
Dejamos Terra Minoica para dirigirnos al centro de la isla en la zona de Heraklion, nuestro destino era Kato Asite. Hicimos la primera parada en Gournia, un asentamiento minoico. Era obligado y vale la pena visitarlo para entender la cultura y la historia de Creta. Siempre íbamos con nuestra botella de agua. El calor era intenso y descansar a las sombras era todo una delicia. Esto es el clima mediterráneo !!


Continuamos por el valle de Lasithi, meseta de los molinos, por una ruta de montaña disfrutando siempre de espectaculares y curiosas vistas panorámicas de la Creta interior.
Efectuamos la parada para la comida en Mokhos. Nuevamente una deliciosa ensalada griega. Aquí empezaba ya a mostrarse la influencia del turismo por la proximidad de Heraklion.
Llegada a nuestro segundo alojamiento. Quizá no tan espectacular en cuanto a lugar como Terra Minoica pero aquí estaba Nikos, una persona encantadora que siempre te recibe con una sonrisa. Cada noche nos quedamos a cenar allí. Ofrece una comida excelente. Probamos entrantes deliciosos y una musaka excepcional preparada en su barbacoa.

Al día siguiente, después de ofrecernos un buen desayuno, hicimos la visita obligada a Heraklion. Ciudad bonita con su fortaleza veneciana y el paseo junto al mar lleno de restaurantes. Visitamos la fuente Morosoni, la logia y su mercado.
Por la tarde, a pocos kilómetros de Heraklion, la visita de referencia al palacio de Knosos. Vale la pena visitarlo aunque está masificado por el turismo pero ofrece una visión muy sugestiva de la cultura y esta muy bien conservado.

Al día siguiente, hicimos una ruta interior por el lago Zaros. Un lugar relajado que posee una de las muchas gargantas de la isla. Siempre en ruta, obligadas paradas para visitar preciosas iglesias ortodoxas. Continuamos visita a Gortina, otro asentamiento arqueológico este ya con influencias grecoromanas. Recomendable la visita.
Nos aventuramos a hacer una aproximación a Lendas, un pequeño pueblo al lado del mar en una zona no turística. La carretera era sinuosa y llegamos al pueblo donde pudimos disfrutar de un merecido baño y una comida en una taverna con vistas al mar.

Para no seguir por la misma ruta volvimos por una carretera sin asfaltar. Una auténtica aventura.
Dejamos Kato Asiste con nostalgia por la despedida con Nikos. Nos dirigimos a nuestro ultimo alojamiento al oeste de la isla, cerca del pueblo de Ano Vouves, en la casa rural de Elia.
En ruta hicimos la visita a la tercera ciudad de Creta, Rethymnon. Interesante la fortaleza y su mezquita interior. Bonito paseo marítimo y laberinto de calles estrechas repletas de restaurantes. Aun así tiene su encanto y se respira ambiente mediterráneo.

Seguimos para hacer una primera visita a Chania, la segunda ciudad de Creta. También con un encanto especial aunque está masificada por un turismo internacional. Comimos en una de los restaurantes del paseo marítimo unas anchoas y unos calamares con la típica cerveza Mithos.
Finalmente llegamos a la casa rural de Elia. Siempre hay que tener el navegador a punto para acceder a estos emplazamientos y estar muy atento a las indicaciones. Aquí disfrutamos de una buena cena rodeados de vegetación con las chicharras y unos simpáticos gatitos juguetones. También nos quedamos a cenar cada noche por la buena calidad y variedad ofrecida y la comodidad de no tener que desplazarse con el coche por la noche.
Por la mañana, en Elia, aquí cada uno se prepara el desayuno en una bandeja y se lo puede comer en su alojamiento o en el comedor exterior de la casa. Todos los desayunos son muy completos y deliciosos. Nosotros el primer desayuno no lo hicimos ya que teníamos prevista la visita a la garganta de Samaria, la más bonita y también visitada de la isla. Nos ofrecieron un picnic y salimos de madrugada hacia Chania ya que hay queríamos coger el primer autobús que salía a las 6.45. La visita de la garganta es imprescindible si os gusta la naturaleza. Son un mínimo de 5 horas sin paradas. Está todo muy bien señalizado y vigilado por forestales. No hay que preocuparse por el agua ya que hay frecuentes puntos con fuentes públicas y el agua es muy buena.

Finalizamos la visita en la playa con un baño confortable y donde hay muchos restaurantes donde poder comer. El pueblo empieza a llenarse al mediodía de gente que espera la salida a las 17.30 de los dos ferrys que te llevan a los pueblos cercanos de Sougia o Loutro para coger los autobuses de retornar a Chania.

Al día siguiente, después de un buen desayuno, nos encaminábamos a hacer una visita en barco por la península de Gramvoussa. El destino era Kastelli pero por el mal estado del mar no fue posible. No nos resignamos a hacer la visita y nos dirigimos a ella con nuestro coche. Una carretera polvorienta de 7 Km y al final un parking repleto con coches aparcados en la misma carretera. Una aventura llegar y dejar pasar a los vehículos que querían salir. Como era ya por la tarde conseguimos aparcar y descender los 2 Km hasta la playa de Balos. Una auténtica maravilla natural. Una cosa que no os podéis perder en la visita a Creta para los amantes de la naturaleza.




Finalmente llegó el último día de estancia en Creta que aprovechamos para acabar de hacer una visita detenida a Chania.
En nuestro caso no acababa la estancia en Grecia ya que volamos de Chania a Atenas para completar la visita de la capital tres días más. Así pudimos volar con Aegean directos a Barcelona en un vuelo de última hora. Por cierto, nada que ver los servicios de Aegean respecto a Vueling con restauración incluido en vuelo.
En conclusión, una visita a Creta que nos dejó sorprendidos por la belleza natural y el encanto de sus gentes.


Articulo escrito por J.M.
   
 
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